Hoy os quiero hablar de Marco, un joven pizzero rebelde de Salerno que conocí durante una demostración en un restaurante pizzería. Desde el principio, su pesimismo chocaba con mi optimismo, pero al conocerlo más, me di cuenta de que se sentía limitado en la pizzería y quería hacer algo mejor. Marco es un auténtico cultor de la pizza Napoletana y tiene una pasión desbordante por la cocina italiana. Sabe que puede hacer algo más grande y auténtico.
En la pizzería, Marco se encontraba frustrado porque cualquier intento de mejora estaba paralizado por «los clientes dicen que está bien». No es raro escuchar a otros hosteleros y pizzeros decir «los clientes no entienden de cocina italiana, no entienden de pizza, y se conforman con cualquier cosa». Argumentan que nadie se queja, que la gente no aprecia la calidad, y por eso muchos negocios se conforman con ofrecer productos mediocres.
Pero Marco no se dejó llevar por esa mentalidad conformista. Él sabía que eso no era suficiente para él. Su objetivo era ofrecer lo mejor y no conformarse con la mediocridad. Estaba convencido de que si ofrecía auténticas pizzas italianas de alta calidad, los clientes lo apreciarían y volverían una y otra vez.
Un día, me llamó para compartir su sueño y su idea de abrir su propia pizzería. Hablamos durante mucho tiempo sobre la importancia de la calidad de los productos, la logística y cómo marcar la diferencia en el mercado. Aunque me preocupaba el lugar donde estaba abriendo su pizzería, me indicaba un barrio en un pequeño pueblo de Cantabria que tampoco es costero. Le dije que sería como un boxeador que se ata una mano y pelea con una sola mano. Marco es de ideas claras y un tipo muy seguro, entendí que ya estaba todo elegido. Y la verdad es que Marco ha roto todas mis expectativas. Tiene una pizzería de éxito.
Hace unos días, fui a visitarlo y quedé impresionado. En un pequeño pueblo de Cantabria, había una larga cola de clientes esperando su turno para probar las deliciosas pizzas de Marco. Su perfeccionismo y dedicación a ir más allá de lo común hacían que el local fuera un mecanismo de reloj, giraba todo como un carillón.
Si este fin de semana no has tenido el local lleno, y con cola te aconsejo la historia de Marco porque mientras otros negocios sufren con ventas más bajas respecto al año pasado, Marco tenía el local lleno y sus clientes satisfechos en un barrio de un pequeño pueblo de Cantabria. Él demuestra que la mediocridad no funciona y que la excelencia es la clave para el éxito en el negocio gastronómico. Los clientes aprecian la calidad de sus pizzas y estaban dispuestos a esperar en cola para probarlas una y otra vez.
Uno de los secretos de Marco es su estándar y su ser exigente. No es común. Por ejemplo, recuerdo una ocasión en la que un cliente me preparó una pizza con una masa que ya estaba pasada de fermentación y mezcló un fior di latte con una mozzarella de baja calidad con una cuajada vegetal que se disocia al fundirse. Me preguntó cómo estaba y le dije «bien, tú ya sabes». Pero en realidad, la pizza no estaba a la altura de mis expectativas y no cumplía con los estándares de calidad que yo esperaba.
En retrospectiva, debería haberle dicho la verdad, debería haberle dicho exactamente cómo me la había preparado, con una mozzarella de mala calidad que se disocia al fundirse y con una masa vieja y pasada de fermentación. Pero en ese momento, quizás por no crear conflictos o por no herir sus sentimientos, decidí ser complaciente y no expresar mi insatisfacción.
Esta experiencia me hizo darme cuenta de que no siempre podemos confiar en lo que los clientes nos dicen. Como expertos, es importante ser auténticos y transparentes con nuestros clientes, pero también debemos confiar en nuestro conocimiento y experiencia para evaluar la calidad del producto. No podemos conformarnos con la mediocridad solo porque los clientes no se quejen. Y la verdad es que cuando hablo con este pizzero suelo decirme «los clientes no lo notan o nadie se ha quejado», no me imagino a Marco diciendo lo mismo.
Por eso, es importante buscar constantemente la excelencia en nuestro trabajo y esforzarnos por ofrecer lo mejor a nuestros clientes. Solo así podremos destacar en el competitivo mercado B2B y ganarnos la confianza y lealtad de nuestros clientes.
La historia de Marco es un ejemplo inspirador de cómo hacer las cosas con pasión y excelencia puede marcar la diferencia y convertir un sueño en una realidad exitosa. Su dedicación y perfeccionismo son un ejemplo para todos nosotros en el mundo B2B. No podemos conformarnos con lo mediocre, debemos esforzarnos por ser los mejores y ofrecer productos de calidad que nuestros clientes aprecien y valoren.